Saltar al contenido

Para qué quiero un perro

    Si hay un ejercicio fundamental que nos sirve para comprender el por qué de todos los problemas que tenemos con los perros, es sincerarnos con nosotros mismos y contestar a esta pregunta: ¿para qué quiero un perro?

    Te invito a tomar lápiz y papel y empezar a escribir. Es importante tomarse el tiempo para reflexionar, lo primero que intentará nuestro ego es dar respuestas superficiales o hacerse pasar por «buena» o «mala» persona. ¡Sigue preguntándole! Siente su incomodidad o su negación a contestar. Cuestiona todas sus respuestas. Anota todo lo que te llegue a la mente, no lo juzgues y sigue preguntándole. Algunos ejemplos serían:

    • Para darle un hogar a un perro abandonado (pregúntate ¿para qué quiero darle un hogar a un perro abandonado?)
    • Para que se sienta amado (¿para qué quiero que se sienta amado?)
    • Para que me haga compañía (¿para qué quiero que me haga compañía?)
    • Para que me acompañe a hacer ejercicio (¿para qué quiero que me acompañe a hacer ejercicio?)
    • Para que mis hijos se críen con un perro (¿para qué quiero que mis hijos se críen con un perro?)
    • Para satisfacer mi necesidad de …. (en este caso especificar qué necesidad)
    • Etc.

    Cuando termines, puedes seguir leyendo.

    Si realmente has puesto a tu ego incómodo hasta el final, la última respuesta siempre es muy muy simple y siempre habla de ti mismo, no tiene nada que ver con el perro. Es decir, acabamos respondiendo con total honestidad: Para yo…

    ¿Puedes terminar la frase?
    Y, si es que sí, ¿sabes por qué te sientes así?

    El ser humano es el único Ser en el planeta Tierra que siente falta de amor e insatisfacción con la vida. Eso nos lleva a intentar aliviar esa sensación de infelicidad y ansiedad mediante la falsa necesidad de estímulos externos, en este caso, teniendo perros.

    Ciertamente, un perro puede aportar alegría a tu vida, puede ser un maravilloso compañero de viaje y puede convertirse en tu mejor maestro, sin embargo, al adueñarnos de ellos y al esperar que cubran nuestras necesidades, tarde o temprano acaban por aparecer en nosotros esas emociones que estaban ahí escondidas en nuestro interior: miedo, ira, tristeza, frustración, incomprensión, dolor, enfado, victimismo, etc.

    Si observamos y comprendemos que ni un perro ni absolutamente nada externo a nosotros puede hacernos ni felices ni infelices, habremos resuelto gran parte de nuestros problemas y podremos disfrutar de la vida junto a ellos con total despreocupación.

    No te desesperes, es todo un proceso que tarde o temprano todos lograremos 🤍