Saltar al contenido

Recuperar la Esencia Original

Los animales son seres equilibrados y felices por naturaleza porque piensan, sienten y actúan en coherencia consigo mismos. Son seres perfectos, completos y sin problemas de ningún tipo cuando pueden desarrollarse con libertad, confianza y desde su verdadera esencia.

El ser humano es el único animal que se ha alejado de su propia naturaleza produciendo en sí mismo una infinidad de miedos y carencias. Es por esto que actuamos de manera incoherente, proyectando nuestras propias necesidades en los animales y comunicándonos de formas ilógicas que resultan incomprensibles para ellos.

Los conflictos o dificultades que surgen en nuestra relación con ellos se deben a la falta de consciencia y comprensión de nuestro propio ser, que limita la libertad de los animales y les genera desequilibrios. En otras palabras, nosotros somos la causa de los problemas.

Los animales que conviven con nosotros manifiestan nuestros desajustes a través de comportamientos conflictivos, emociones desestabilizadas o incluso problemas físicos.

Intentar cambiar a los animales mediante tratamientos médicos, técnicas y/o ejercicios de educación y adiestramiento puede generar algunos cambios temporales, sin embargo, si no transformamos nuestra manera de pensar y no aprendemos a recuperar nuestra verdadera esencia, estaremos reviviendo los mismos sentimientos en otras áreas de nuestra vida.

Es importante entender que no es necesario hacer nada sobre el animal, ya que el animal solo es el espejo de nuestros problemas. El verdadero cambio ocurre en ti: en cómo piensas, sientes y te relacionas. Al transformarte tú, tu animal también lo hace.

Hacer consciente lo inconsciente

Una de las claves en este proceso es darnos cuenta de cómo los animales reflejan nuestra forma de ser y de pensar mediante sus conductas, emociones y síntomas físicos. Cuando surge un problema de conducta o de salud, es una señal de algo que necesitamos observar en nosotros mismos.

Por ejemplo, si yo pienso que mi animal puede ser agresivo o que la ira es «mala», es muy probable que éste acabe desarrollando esa actitud que no tenía desde un principio.

Por otro lado, también debemos observar como asignamos inconscientemente al animal un papel o una función simbólica que nos recuerda dinámicas familiares, emociones pasadas o patrones que se repiten en nuestra vida.

Loa animales son extremadamente sensibles y conscientes de todo lo que ocurre a su alrededor. A veces, los comportamientos o malestares de un animal aparecen junto a momentos difíciles que nosotros estamos viviendo. Esto significa que el animal no es “problemático” de por sí, sino que nos está ayudando a identificar emociones o situaciones personales que necesitamos atender.

Por ejemplo, nuestro perro podría estar expresando nuestro estrés en el trabajo, nuestra ira reprimida, nuestras exigencias o conflictos con la pareja, y somatizando nuestros miedos más profundos.

Es habitual sentir de forma intensa el miedo, la culpa, la ira o la tristeza cuando experimentamos ciertas situaciones con nuestro animal. Estas emociones primarias nos conectan con nuestro subconsciente y también pueden aparecer recuerdos de experiencias no resueltas de nuestro pasado, de pérdida, abandono o enfermedad, que el animal puede estar reflejando de forma simbólica.

Reconocer estos sentimientos nos da la oportunidad de aprender, sanar y mejorarnos como personas. Al transformar nuestra propia forma de pensar, aprendemos a ver las situaciones de otra manera, y provocamos que el animal también recupere su equilibrio y tranquilidad.

La solución está en ti

Ahí donde está el problema, está la solución.

Uno de los pasos fundamentales de las sesiones es comprender que nosotros –y solo nosotros– hemos atraído las situaciones que estamos experimentando con nuestra mente subconsciente y que, por lo tanto, también somos los únicos que podemos solucionarlas.

Este descubrimiento puede despertar sentimientos de victimismo o culpabilidad en lugar de responsabilidad. Es normal que nuestro ego intente negarse, echar la culpa a los demás o resistirse a reconocer la verdad.

Esa resistencia y culpa surge del miedo a mirar dentro de nosotros mismos y de la creencia a ser juzgados. Muchas veces pensamos que es más fácil tratar de cambiar a los demás que trasformarnos nosotros mismos. Sin embargo, mientras evitemos hacerlo, estaremos perpetuando el dolor y sufrimiento, reviviendo las mismas emociones en diferentes situaciones.

El animal nos empuja a responsabilizarnos, mirar en nuestro interior, atravesar nuestros miedos y conectar con nuestra esencia, así podemos reconocer la verdad. Es entonces cuando se produce una sensación de alivio y liberación que hace que la situación deje de sentirse como un problema.

Las sesiones son asistidas por Alba, utilizando las enseñanzas de los animales, la metafísica y herramientas terapéuticas diseñadas para acompañarte en el proceso de liberación del malestar y para que logres transformar la relación con tu animal y contigo mismo/a.