El cuerpo
El cuerpo solo es un medio de comunicación.
Te recomiendo que leas la página de UCDM antes de seguir con esta lectura, sino puede darte un shock mental 😉
No somos materia, somos energía. Somos luz. Somos divinidad.
Hasta la ciencia lo sabe y ya nos lo dice.
¡Pero no pueden haber pruebas físicas de lo que no es materia! ¿Por qué cuesta tanto de entender y aceptar lo obvio? Solo la experiencia individual nos puede dar «pruebas» de lo que somos.
Si no lo has experimentado aún y piensas que eres un cuerpo, seguro que en algún momento lo harás. Quizás cuando tu cuerpo muera, aunque ¡espero que sea antes!
De todas formas, no hace falta ver para creer. La verdad se siente cuando la escuchas.
El cuerpo es un medio de comunicación para aprender y enseñar a amar. Para convertir esta pesadilla en un sueño feliz. Podemos sacarle mucha utilidad al cuerpo si lo utilizamos solo para esto.
Pero cuando se usa para otros fines, entonces estamos malgastando el tiempo.
El Ego
El Ego es el que cree y nos dice que somos un cuerpo.
Tenemos que alimentarlo y adornarlo y usarlo para el beneficio del propio cuerpo. Todo lo que hagas tiene que ser para que el cuerpo esté cómodo y se sienta bien. Usar a otros cuerpos también es muy típico del Ego.
Ya te habrás dado cuenta que, hagas lo que hagas, el Ego nunca está satisfecho, el cuerpo vuelve a estar hambriento e incómodo. Siempre va a querer más, hagas lo que hagas.
La voz del Ego es muy insistente y pesada. Siempre hace preguntas y es el primero en hablar. Nos dice lo que quiere que hagamos y nosotros obedecemos.
Cuando decidimos escuchar y hacer caso al Ego, nos identificamos con el cuerpo y obviamente solo puede conducirnos a la depresión y al miedo.
El Ego es muy deprimente, pero nos dejamos engañar por sus falsos regalos y placeres temporales.
El Ego es nuestra propia invención y, tal como elegimos escucharlo a él, podemos elegir no hacerle caso.
Pero, ¿y entonces a quién escucho? ¿A mí mismo? ¿Me acabo de dar cuenta que hay otro Yo?
Sí, existe mi otro Yo. Mi Ser.
El Ser
El Ser soy Yo. No es un cuerpo. No es el Ego.
El Ser es corazón, pero no físico, sino sentido. Es Amor.
Somos Seres. Y nos sentimos muy perdidos y desamparados en este mundo que hemos fabricado. Donde el dolor y el sufrimiento parecen ser muy reales allá donde miramos. Pero no lo son. Y los podemos cambiar.
Solo nos falta saber cómo y es muy fácil si escuchamos la otra Voz.
¡Ah! ¿Qué hay otra voz?
¡Sí! Una que es real y la conocemos todos: la Voz que habla por Dios.
Ya te dije que te podía explotar la mente. Estabas avisado.
No nos dejemos llevar por palabras que puedan crearnos rechazo. Si no te gusta el término, puedes llamarle de otra manera: la Vocecita, el Guía Espiritual o lo que sea.
Yo le llamo el Espíritu Santo, alias E.S.
E.S.
Esta Voz es clara, serena y se la reconoce fácilmente porque lo único que transmite y enseña es paz y Amor.
Pero casi no la oímos porque la mayor parte del día estamos pendientes del Ego que no para de hablar, es muy pesado y maleducado.
En cambio, el E.S. es muy paciente, espera tranquilamente hasta que nos acallemos y elijamos escucharle. No nos fuerza, ni nos grita, ni insiste. No nos engaña ni nos ofrece regalos mundanos y temporales.
El E.S. solo nos ofrece la paz eterna que siempre andamos buscamos.
Hacerle caso a Él solo nos aporta alegría.
El E.S. es muy divertido. No es serio ni nada de eso. Es el que me ayuda a escribir todo esto.
Tenemos que aprender a preguntarle a Él. Siempre. En cualquier decisión que debamos tomar. Pero antes debemos aprender a aquietar la mente, a estar en silencio, sino nos será muy difícil escucharle.
¡¿Por qué nos cuesta tanto lo simple?!
Hermanos
No podemos practicar ni conocernos sin relacionarnos con los demás Seres.
Todo encuentro con una persona es una oportunidad que podemos usar para conocernos y crear la realidad que queremos ver y experimentar. ¿Qué vas a enseñarles? ¿Qué eliges aprender de ellos?
Las personas, los perros, cualquier animal y cualquier planta con la que nos relacionemos son recursos de aprendizaje y nos mostrarán cómo vamos progresando. ¿Cómo me siento al estar con ellos?
¿Es mala esa persona por no ser vegetariana? ¿Me molesta algo de ese perro? ¿Cómo me hace sentir esa rata? ¿Tengo ganas de matar a la cucaracha?
Recordemos que nada es bueno o malo de por sí.
¿Puedo matar a una cucaracha con la inocencia en la que lo hace un niño, sin sentir pena, asco, ira, o miedo?