Perros

Perros

Maestros

Presente

Si convives con un perro, tienes un maestro al lado.

Los animales saben Vivir en perfecta paz interior y ¿acaso no es eso es lo que andamos buscando todo el tiempo en este mundo?

El problema es que lo buscamos fuera; en forma de cosas materiales, de parejas, de amistades, de trabajos, de hobbies, etc. Pero no lo encontramos, siempre falta algo, siempre necesitamos más.

En cambio, los animales no buscan nada. Solo viven; experimentan, sienten plenamente y permanecen en el eterno presente.

Vivir en el presente es su clave. Es la clave.
Lo hemos escuchado muchas veces, pero nos cuesta mucho hacerlo.

Nuestra mente es la que nos distrae constantemente. Dejamos que nuestros pensamientos nos saquen del presente y nos lleven a estados ilusorios del pasado o del futuro.

Siempre estamos pensando, imaginando e inventando situaciones:«Y si… pasa esto o lo otro», «Qué haré cuando tenga X dinero en el banco», «Qué bien me lo pasé ese día en la playa», etc.

Los animales no tienen ese problema. No usan su mente para revivir el pasado constantemente o imaginar un futuro que no va a suceder. Hacer eso no sirve para nada.

Eso no quiere decir que no tengan memoria, por supuesto que la tienen. Lo aprendido en el pasado les puede ser útil en el presente:

Por ejemplo, si ayer a Bobby le mordió otro perro en una determinada situación, hoy Bobby irá con más cautela al encontrarse con un perro en un contexto similar, la experiencia del pasado le será útil en ese instante y ya está, no estará pensando todo el día en lo que ocurrió, en el dolor que sintió, en si le va a aparecer ese perro blanco de nuevo o en lo que hará si se repite una situación parecida.

Si hiciera eso, si se quedase atascado en pensamientos del pasado y en posibilidades imaginarias del futuro, sería muy torpe cuando se encontrara en una situación similar en el presente. Sus pensamientos nublarían el momento presente, ¡no podría ver claramente lo que le estuviese ocurriendo AQUÍ y AHORA! ¡Estaría viendo sus imaginaciones mentales!

En el Aquí y ahora siempre hay claridad y paz interna. Pase lo que pase a nuestro alrededor.

Haz la prueba. Concéntrate en el Momento Presente. Observa lo que veas a tu alcance intentando no emitir ninguna clase de juicio; nada está bien, nada está mal. Puedes cerrar tus ojos si te es más fácil y observar tu respiración o los sonidos y sensaciones que aperezcan. Hazlo por un minuto.

Después de intentarlo puede que digas: «Sí, claro, así es muy fácil, pero cuando estuve en esa situación que me robaban, por muy presente que estuviese no estaba en paz, ¡estaba aterrorizado!» o «Acabo de oir o ver pasar a mi vecino y te aseguro que no he sentido paz».

Cuando decimos este tipo de cosas es porque no hemos estado presentes.

La paz interior no significa no sentir nada. Las emociones surgen y desaparecen, pero la paz se mantiene dentro de tu Ser. No te quedas atascado. Eso ya no está pasando al siguiente instante.

Quizás pienses que estar presente significa no pensar. No se trata de eso.

Se trata de observar el presente en todo su esplendor; si aparecen pensamientos, los observamos también. No pasa nada.

Percepción inocente

Cuando juzgamos lo que observamos, tampoco estamos presentes, también estamos nublando el presente con nuestras absurdas leyes. «Este árbol está mal podado», «Qué mala es esa persona», «Qué bueno es mi perro», «Es un maleducado», etc.»

Los animales tampoco juzgan su entorno. Tienen una percepción inocente.

No perdonan porque no ven nada que deba ser perdonado.

Observan sin juzgar. Algo o alguien les puede gustar o no gustar y se comportarán en coherencia, pero no juzgarán ni impondrán leyes del bien y el mal.

Una pregunta razonable sería:

«Un perro en una perrera que ha sido maltratado y encerrado no parece estar en paz. Está mal. Tiene ansiedad y se siente solo. ¿Cómo puedes decir que los animales viven en paz?»

La paz no está en la experiencia ni en lo que sucede a tu alrededor, sino en el Ser interno, dentro de cada uno de nosotros. Un perro en esas condiciones sigue sintiendo paz interior.

El perro no se pregunta por qué está ahí o qué ha hecho para merecer eso. No juzga a la persona que lo ha maltratado o abandonado ni al que lo ha encerrado en la perrera.

Ciertamente siente y muestra ansiedad al estar privado de libertad y al no poder socializar como animal familiar y social que es. Ciertamente ese perro no quiere estar ahí y lo expresa con total honestidad con todo su cuerpo. Pero sigue estando en paz incluso en las condiciones más terroríficas que tu mente pueda imaginar.

Los animales son seres maravillosos que debemos tratar como seres iguales a nosotros y aprender de ellos porque son más sabios que nosotros temporalmente.

Tú no tienes que enseñarle nada a un animal. No tienes que enseñarle nada a un perro. Ya lo haces. Lo entenderás en el apartado de Personas.

Muchas veces, cuando las personas acudís a las clases de Educación Canina, me encantaría deciros directamente: «No tenéis que enseñarle nada a vuestro perro. Ya lo hacéis. Tenéis que aprender de él».

Aunque al cabo de unas cuantas clases acabáis dándoos cuenta de esto por vosotros mismos.

Los animales y los perros son equilibrados por naturaleza. El problema es que convivien con nosotros que no lo estamos, entonces, parece que ellos no lo sean. Son nuestro espejo y el reflejo de nuestra sociedad.

No tenemos que hacer nada

Los perros pasan por sus etapas de aprendizaje y de desarrollo, igual que nosotros; la infancia, la niñez, la adolescencia, la adultez, la vejez. Muchas veces somos poco comprensivos y compasivos con ellos y queremos que las cosas sean como nosotros pensamos que deben ser.

Un cachorro muerde las cosas y se hace pipí mil veces, como es normal. No tenemos que hacer nada.

Un adolescente no quiere hacerte caso, como es normal. No tenemos que hacer nada.

Un perro ladra, come cacas, excava, salta, como es normal. No tenemos que hacer nada.

Cuando «hacemos», entorpecemos el desarrollo natural.

Cuando «hacemos», muchas veces es porque sentimos miedo.

Para las mentes que nos cuesta entender esto entonces puede que tengamos que «hacer» cosas, como las clases de Educación Canina que ofrezco en mi trabajo para comprenderlo más de fondo.

Un UCDM también lo enseña: «No tienes que hacer nada».